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n cierta ocasión conocí a un profesor de instituto que gustaba de examinar
a los alumnos sin previo aviso. Cuando los estudiantes protestaban, éste
siempre daba la misma y contundente respuesta: “Comprendo su disconformidad con
los exámenes sorpresa, pero no se trata de una decisión que haya tomado yo sino
el Departamento”. Algo similar es lo que ocurre con la Unión Europea, que sirve
a nuestros gobernantes como pretexto perfecto para no dar explicaciones a la
ciudadanía cada vez que se toman medidas que recortan su ya deteriorado, si es
que no inexistente, bienestar. Al profesor se le acabó el argumento cuando los
alumnos se enteraron de que el Departamento era unipersonal. A nuestros
gobernantes se les acabó la credibilidad desde que trataron de endosar la
responsabilidad de sus medidas impopulares a las instituciones europeas. ¡Como
si España no formara parte de esas instituciones y no participara en la toma de
decisiones!
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