sábado, 4 de mayo de 2013

La barbarie y 385.600 razones más


T
ras el anuncio por parte de los sindicatos de la posibilidad de convocar una huelga general en las Islas, las reacciones del Gobierno de Canarias, integrado por CC y PSOE, y del principal partido de la oposición, el PP, no se han hecho esperar. Dice Martín Marrero, otrora el reportero más dicharachero de la ultraperiferia y hoy portavoz del gobierno que preside Paulino Rivero, que aunque el ejecutivo respeta la huelga general, sólo faltaba que no lo hiciera, no tiene sentido porque el paro es algo generalizado en España y su incremento se debe, sobre todo, a la reforma laboral. Y desde luego es cierto que la reforma laboral no ha servido, que se sepa, sino para destruir empleo, por más que la ministra Fátima Báñez se empeñe en decir lo contrario, pero ello no es óbice para reconocer que el problema en las Islas es singular y exige una respuesta singular. Y es que mientras en España la tasa de paro es del 27,16 por ciento, en Canarias alcanza al 34,27 por ciento. ¡Más de un tercio de la población activa del Archipiélago está sin trabajo!
            Por su parte, el secretario general del PP en las Islas, Asier Antona, también se ha mostrado en desacuerdo con la huelga general porque, dice, no sólo no ayudaría a la economía ni a la sociedad, sino que, si llega a convocarse, generará un gran daño a  empresas y a trabajadores, así como a la propia economía. Y en parte tiene razón, porque los trabajadores serán, como siempre, los primeros perjudicados, pues tendrán que sufrir el injusto descuento en sus nóminas, además de, en ocasiones, toda clase de amenazas y coacciones por parte de los patronos. Las empresas, en cambio, a lo mejor hasta lo agradecen, porque si el trabajo sale adelante, y generalmente sale, los descuentos a sus empleados supondrán un ahorro nada despreciable. Por lo demás, tengo para mí que Antona no le hace muchos ascos a una huelga en las Islas que deteriore un poco más al Gobierno, aunque por razones ideológicas y por mantener una mínima coherencia, se vea obligado a decir lo contrario.
            Sea como fuere y digan lo que digan el Gobierno y la oposición, lo cierto es que el problema del paro en Canarias es específico y no se explica sólo por la crisis. Prueba de ello es que la principal actividad económica de las Islas, el turismo, a pesar de su buena marcha, no impide que el número de parados siga aumentando y que ya sean 385.600 las personas a las que se imposibilita trabajar para ganarse la vida. En el año 2011 llegaron a Canarias 12 millones de turistas, lo que supuso un récord histórico; y en 2012, aunque no fue tan espectacularmente bueno, arribaron al Archipiélago más de 10 millones de viajeros. Por si el problema del paro fuera poco, crece el número de personas que, aun estando empleadas, se hallan por debajo del umbral de la pobreza. Y es que en Canarias, según datos de la Agencia Tributaria de 2011, sólo el 0,2 por ciento de la población acapara el 80 por ciento de la riqueza. Esta barbarie y 385.600 razones de peso más justifican sobradamente una huelga general.

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