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ace un par de semanas, la prensa se hacía eco de un hallazgo científico
relacionado con Canarias: el megalodón, el mayor depredador marino que haya
existido, vivió en aguas del Archipiélago, tal como demuestra el descubrimiento
en La Graciosa de restos fósiles de este enorme tiburón extinguido hace dos
millones de años que da pavor sólo de imaginarlo. En la actualidad, existen en
las Islas diversas especies de tiburones a las que no debemos temer, pues no
sólo son esenciales para el sostenimiento del ecosistema marino, sino que son,
al decir de los expertos, económicamente beneficiosas, ya que constituyen un
importante reclamo para el turismo de buceo. A los que sí debemos temer, en
cambio, es a los de esa otra especie de tiburones, los más abundantes en Canarias,
que no son marinos sino terrestres, tienen forma humana y son unos auténticos y
voraces depredadores de derechos. Éstos son más peligrosos que ningún megalodón
que haya existido jamás.
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