martes, 26 de mayo de 2015

Siempre mandan los mismos

L
os indignados clamaban contra lo que dieron en llamar, acertadamente, el PPSOE. Era una manera de señalar que aunque se trate de dos partidos políticos distintos representan los mismos intereses, que no son precisamente los de la mayoría. De ahí la proclama “No nos representan”, que si bien era un grito contra la clase política en general y una denuncia de los déficits democráticos del sistema representativo, apuntaba más que nada a los dos grandes partidos y a la falta de diferencias entre ellos, sobre todo en lo que se refiere a las políticas económicas y, ¡ay!, también sociales. Tenían razón los indignados, como quedó probado tras la reforma de la Constitución pactada por el PPSOE en el verano de 2011, elevando de ese modo a principio constitucional las políticas de austeridad que tanto daño habían causado ya e iban a seguir causando. Estábamos en la antesala de las elecciones generales y el aquelarre del austericidio apenas había comenzado.
            Podemos es en buena medida heredera del 15-M, lo que explica que sus líderes no hayan cesado de arremeter contra lo que, también acertadamente, han venido denominando la casta, para referirse a la clase política en general. Esa estrategia contribuyó a los buenos resultados cosechados en las elecciones al Parlamento Europeo hace un año, cuando sin ser aún un partido obtuvieron 5 escaños, y a que los andaluces los premiaran con 15 diputados el pasado marzo: un resultado que ilusiona a un partido que se presentaba por primera vez, pero a todas luces insuficiente para liderar la transformación social en Andalucía, donde el PSOE y el PP siguen siendo la primera y segunda fuerza política respectivamente. De un tiempo a esta parte, sin embargo, la estrategia ha cambiado y ya no oímos al líder de Podemos, Pablo Iglesias, arremeter contra el PPSOE, sino que, lejos de ello, no ha cesado de insistir en que su adversario es el Partido Popular, la derecha.
           Acaso Pablo Iglesias le quitó las siglas SOE al adversario consciente de que sin los soecialistas sería imposible desbancar al PP de las instituciones. Mas si PP y PSOE, junto a otros, conforman la casta, entonces no parece que tras las elecciones autonómicas y municipales celebradas el pasado domingo haya habido ese gran cambio que la progresía española, salvo los militantes y simpatizantes de Izquierda Unida, se ha apresurado a aplaudir. Y es que el PP sigue siendo el partido más votado en España aunque haya perdido buena parte del poder territorial del que ha gozado y abusado durante los últimos cuatro años. Además, la debacle pepera sólo es posible con el concurso del PSOE y si, como hemos venido apuntando, no se distinguen entre ellos, entonces el cambio no será tal. Así las cosas, por más que Podemos haya conseguido entrar en las instituciones y que cuente con un importante respaldo popular, de momento, como siempre, seguirán mandando los mismos. De cómo ha ido la cosa en Canarias y de su antidemocrática ley electoral hablamos otro día.

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