jueves, 3 de febrero de 2011

El debate energético

S
i hace unos días les comentaba que el debate sobre la energía nuclear es como el Guadiana, hoy debo decir que en lo que a Canarias se refiere es más bien como el mar, permanente, siempre está ahí, aunque, por fortuna, no referido a la nuclear sino a la energía en general. Y es que en las Islas, donde tan faltos estamos de sentido común para otras cosas, al menos en lo que se refiere a la energía nuclear lo tenemos claro: no la queremos. Aunque una cosa es que no la queramos y otra que no nos la impongan, sobre todo si a nuestra clase política le da por hacer caso a las disparatadas propuestas de Benicio Alonso, vocal de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca) y miembro del Consejo Consultivo de Endesa y de la ejecutiva del PP en Tenerife –como esto siga así ya no vamos a saber cuándo hablamos de una compañía eléctrica y cuándo de un partido político-, quien propone nada menos que implantar cinco centrales nucleares en el Archipiélago: dos en Gran Canaria, dos en Tenerife y una para compartir entre Lanzarote y Fuerteventura.
            El rechazo popular, popular del pueblo, no del partido, medido en número de posibles votos perdidos, hace que de momento ninguna organización política acoja la propuesta de Alonso, como él mismo reconoce. Sin embargo, lo que sí vuelve a discutirse, además de la implantación de centrales de gas en Granadilla y Arinaga, es la conveniencia de llevar a cabo extracciones petrolíferas en aguas próximas a Canarias. Dicen los impopulares que ello diversificaría la economía. Y recientemente se ha sumado a esta tesis el candidato soecialista José Miguel Pérez García, quien arguye que, de lo contrario, Canarias sería el único lugar del mundo donde pudiendo extraer petróleo no se hiciera. El argumento de Pérez García incurre en la denominada falacia ex populo, pues del hecho de que todo el mundo admita algo como correcto no se sigue necesariamente su corrección.
            Pero, tecnicismos aparte, lo que señalan los críticos del petróleo es que se trata de un negocio altamente arriesgado que pondría en peligro la principal fuente de riqueza del Archipiélago, ya saben, el turismo, nuestra particular gallina de los huevos de oro, que aunque cada día dé menos huevos y éstos más que de oro parezcan pintados, es la gallina que tenemos. Es el caso del alcalde de Agüimes, Antonio Morales, quien apuesta clara y decididamente por las energías renovables como modelo energético. Así lo señaló ayer en la Cadena Ser, donde además dejó caer que no será candidato al Parlamento por Nueva Canarias para no verse obligado a pactar con quien no quiere. Y como tampoco podrá ir de cabeza de lista al Cabildo de Gran Canaria por obra y gracia de Román Rodríguez, me pregunto qué hace Morales en Nueva Canarias, una organización que cada día parece más  una suerte de ATI de Gran Canaria y que sin duda no lo merece.


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