miércoles, 13 de junio de 2012

España, menuda potencia


E
spaña ha comenzado la Eurocopa con un empate frente a Italia, pero, francamente, creo que no es algo que deba preocuparnos. Y no porque, al fin y al cabo, Italia haya sido cuatro veces campeona del mundo, ni tampoco porque en el Mundial de Sudáfrica la selección española comenzara perdiendo contra Suiza y terminara proclamándose campeona, sino porque ahora ya sabemos que España es una potencia europea en los asuntos relevantes, nada de deportes ni de cultura, sino en lo que verdaderamente importa: la economía. Y así las cosas, qué más dará el fútbol, que siempre ha sido el consuelo de los pobres. ¡Que tiemblen los europeos porque los tenemos cogidos por donde más les duele! ¿Cómo si no se iba a entender que Europa estuviera dispuesta a prestarnos nada menos que 100.000 millones de euros?     
            Mariano Rajoy, que aunque no lo parezca es el presidente del Gobierno, fue muy claro el pasado domingo cuando señaló que gracias a su presión los europeos han tenido que concedernos esa línea de crédito, que no rescate. Dice el presidente, tan gallardo él que parece haber salido de una de las novelas protagonizadas por el capitán Alatriste, que el dinero prestado a los bancos españoles tendrán que devolverlo los propios bancos, con lo que los ciudadanos de a pie podemos estar tranquilos, ya que la operación de saneamiento de la banca española no nos va a costar ni un euro. Claro que, en realidad, es el Estado el que responde ante Europa, así que, de momento, somos ustedes y yo los que hemos adquirido la deuda de 100.000 millones, por más que las entidades financieras estén, en principio, obligadas a devolver ese dinero al Estado. ¿Podrá el Gobierno obligar a los banqueros a que reingresen a las arcas públicas el dinero prestado?
            Si Mariano Rajoy, al grito de “Aguanta. Somos la cuarta potencia europea. España no es Uganda”, que viene a ser algo así como la versión contemporánea del castizo ¡Santiago y cierra España!, ha sido capaz de doblegar a los malditos herejes, que diría Íñigo Balboa, incluyendo a los reticentes holandeses, que no perdonan a los españoles que les vencieran en la final de hace dos años, no hay razón alguna para pensar que no podrá hacer lo propio con los banqueros patrios, salvo por el hecho de que éstos también nacieron al sur de los Pirineos y, puestos a hacer presión, presionan como el que más: de momento han conseguido que se les conceda un crédito en unas condiciones muy ventajosas, según el presidente, del que, en principio, responde el Estado y no ellos, que no es poco. Así las cosas, y ante la muy razonable pregunta que algún mordaz periodista realizó y que aún sigue sin respuesta, a saber, por qué si esta operación es tan beneficiosa se ha tardado tanto en solicitarla, acaso sería conveniente recordar cómo terminó lo de Flandes y esperar que a España le vaya mejor en los partidos que restan para acabar la Eurocopa.  

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