jueves, 5 de julio de 2012

Fútbol, educación y éxitos


L
a selección española empezó y terminó la Eurocopa enfrentándose a Italia. Mas si en el primer partido que jugaron y que les sirvió a ambas para iniciarse en el campeonato ninguna de las dos fue mejor que la otra, en la final el equipo español fue manifiestamente superior. En efecto, el conjunto dirigido por Del Bosque volvió a desplegar sobre el césped su tiqui-taca más agresivo, el que le ha valido para despertar la admiración de todos los aficionados al fútbol del mundo y gracias al cual ha cosechado éxitos jamás soñados por los futboleros patrios. Y todo ello sin que el marqués haya perdido la compostura y sin renunciar al dichoso doble pivote que para algunos, entre los cuales me encuentro, significa un obstáculo para la fluidez del juego y la rápida circulación de la pelota.
            Resulta irónico a la par que ilustrativo que los mayores éxitos futbolísticos conseguidos por la selección hayan venido precisamente en un tiempo en que, según los agoreros de la derecha, España ha estado a punto de romperse por mor de la conspiración socialista y sus concesiones a los nacionalismos ibéricos, que no isleños, desde luego. Y aunque en alguna otra ocasión ya he mencionado que con izquierdas como las del PSOE poca falta hacen las derechas, lo cierto es que en el fútbol ocurre lo mismo que en prácticamente todas las esferas de la vida: por más que los salvapatrias de siempre se llenen la boca con la palabra España, la verdad es que nunca el país ha ido mejor que en los años en los que ha habido democracia.
            Esto es especialmente cierto en el ámbito educativo, en el que los logros alcanzados en las últimas décadas representan un auténtico gran salto adelante con respecto a los años grises que algunos parecen añorar. En efecto, la formación de los españoles está hoy al nivel de la de las principales potencias europeas, como muestra el hecho de que desde la tan admirada como odiada Alemania se demanden profesionales formados en nuestras universidades. Otra cosa es que el tejido empresarial y productivo, en manos precisamente de quienes fueron educados en la escuela predemocrática, siga sin estar a la altura. Resulta así difícil comprender las críticas nada constructivas a nuestro sistema educativo, por más que éste sea manifiestamente mejorable, como la realizada por Eduardo Jordá en su artículo “Sutileza contra españolía”, publicado el pasado martes en el periódico La Provincia / Diario de Las Palmas, donde el autor muestra su asombro ante el hecho de que esta generación de futbolistas haya logrado alcanzar tantos triunfos aun habiendo padecido la educación impuesta por la Logse. Y es que la realidad, terca como es, obliga a pensar que nuestros éxitos de los últimos años, futbolísticos o no, han sido más gracias a nuestro sistema educativo que a pesar de él.       

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