jueves, 14 de febrero de 2013

Parodias


E
l gran Francisco Ibáñez llevó a cabo la mejor parodia conocida de la central de inteligencia de Estados Unidos cuando creó la T.I.A., la esperpéntica agencia en la que prestan sus servicios los celebérrimos Mortadelo y Filemón. En el mundo real, que es en el que creemos vivir, los agentes de la C.I.A. han tenido que vérselas, al menos mientras duró la guerra fría, con sus homólogos soviéticos del K.G.B., mientras que en el universo imaginario de Ibáñez, los más acérrimos enemigos de los agentes de la T.I.A no son otros que los de la agencia rival: la A.B.U.E.L.A. Ibáñez se adelantó a su tiempo al no parodiar al K.G.B., pues en cierto sentido vislumbró antes que nadie que rusos y estadounidenses acabarían formando parte del mismo bando. Mas para que el K.G.B. no se quedara sin su álter, el bueno de Luis Bárcenas, suponemos que por puro romanticismo, se encargó de parodiar a la agencia soviética al fundar en el PP la K.JA.B. Y lo hizo al más puro estilo de las agencias de espionaje, es decir, de la manera menos transparente posible.
            En el  PP parecen haberle cogido el gusto a las parodias. Muestra de ello son las declaraciones de su presidente, también presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, en un nuevo alarde de opacidad, hizo de sí mismo la parodia de Kant, al afirmar que ha incumplido sus promesas, pero ha cumplido con su deber. En efecto, Kant afirmaba que lo constitutivo de la moral es el deber, de ahí que, en su opinión, sólo actúa moralmente quien lo hace por deber, pues ni siquiera es suficiente actuar conforme al deber para cumplir con la obligación moral. Y el principal deber de todo ser humano es, para Kant, tratar siempre a la humanidad como un fin, y nunca sólo como un medio, pues a su juicio, y también al nuestro, los seres humanos son fines en sí mismos, es decir, son seres que dotados como están de razón tienen autonomía y por tanto dignidad. Y el recto Mariano, más kantiano que nadie, dice haber incumplido sus promesas para así cumplir con su deber. Lo que no dice es por qué el cumplimiento del deber le ha exigido incumplir sus promesas, como tampoco explica cómo casa el cumplimiento de su deber con el continuo ataque del Gobierno a la dignidad de las personas, las cuales más que fines en sí resultan meros medios para los fines de la clase politicapitalista.
            Mas la mayor de las parodias llevadas a cabo esta semana por la farándula política ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados, auténtica parodia de un parlamento democrático. Y es que si en ese lugar es donde se supone que está representada la soberanía nacional, la cual reside en el pueblo español según la Constitución, no se entiende cómo es posible que allí haya tenido lugar una comparecencia a puerta cerrada. Menos aún cuando el compareciente de turno no es otro que el mismísimo Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. ¿Dónde quedan los derechos fundamentales a la información y a la libertad de expresión, pilares de cualquier sistema digno de ser tenido por democrático? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario