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l día en que José María Aznar, en un alarde de talante democrático, designó
a Mariano Rajoy como su sucesor al frente del Partido Popular, no pocos fueron
los que señalaron que el nuevo presidente del PP representaba al ala moderada
del partido. Y cuando Rajoy formó gobierno, unos cuantos años más tarde, se
volvió a insistir en que los elegidos para ser ministros se caracterizaban por
ser de ideas y actitudes moderadas. Mas unos meses en el Gobierno sirvieron
para desengañar a los pánfilos que salieron de su candidez al ver cómo los
moderadísimos nos golpean a todos un día sí y otro también con su contundente
moderación.
Y es que, además de la
moderada contundencia con la que el Gobierno aplica la ortodoxia liberal en el
plano económico, de la mano del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el
ministro de Economía, Luis de Guindos, que han conseguido, entre otros logros,
que el número de parados alcance los seis millones y que el fraude fiscal se
dispare, hemos tenido que sufrir la moderación del muy moderado ministro de
Educación José Ignacio Wert, quien muy moderadamente pretende implantar un
sistema educativo neofranquista. Y ahí no acaban las moderaciones, porque el
ultramoderado ministro de Justicia y ex alcalde de Madrid, el más moderado de
todos los moderados, no contento con sus polémicas leyes de tasas judiciales y
del aborto, se dedica a otorgar indultos tan moderados como el concedido a los
cuatro Mosso’s de Esquadra que habían
sido condenados por torturar a un hombre.
Tras quince meses de
moderaciones, ahora le toca el turno, de nuevo, al ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz. Éste era moderadísimo antes de ser ministro, cuando ejercía de
tertuliano en la Cadena Ser, pero la verdadera esencia de su moderación salió a
la luz con la muy moderada gestión que llevó a cabo del 25-S y sus
felicitaciones a la policía por sus moderados excesos. Y por si alguien no
tuviera claro cuán moderado es nuestro ministro, éste ha querido despejar dudas
con unas declaraciones sobre el matrimonio entre homosexuales, el cual, según
el moderado ministro, no puede gozar de la misma protección que el matrimonio
entre heterosexuales porque, atención al descubrimiento, ¡no garantiza la
supervivencia de la especie! Ya sólo falta que alguien proponga a Fernández Díaz,
este Charles Darwin del siglo XXI, como candidato al Premio Nobel de Medicina
por sus hallazgos en materia de reproducción humana, lo que no resultaría tan
descabellado si tenemos en cuenta que a Barack Obama le concedieron el de la Paz.
Mientras esto ocurre, sólo espero que en el PP sigan mandando los moderados,
porque da miedo pensar cómo serán los ultras.
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