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nda Felipe González, el ex presidente soecialista, también ex socialista, preocupado
porque, dice, la crisis económica se superará pero la política e institucional
que ha traído consigo galopa hacia la anarquía. ¿Hacia la anarquía? No veo yo
que el Estado, en cualquiera de sus formas, esté al borde de su disolución;
antes al contrario, parece más fuerte que nunca, imponiendo su autoridad a
golpe de decreto, criminalizando a quienes protestan y, en definitiva,
cumpliendo su función principal que no es otra que servir a los intereses del
capital, que es como no hace mucho se denominaba a los eufemísticos mercados.
Pero al bueno de Felipe le preocupa además otra cosa: los niños. No todos los
niños, claro está, sino aquellos que han sentido la presión de los escraches en
la puerta de sus casas. Los otros niños, los que han visto cómo la policía, que
no va precisamente armada con pegatinas, los han echado a ellos junto con sus
familias de sus hogares le preocupan menos. Y es que en esta sociedad de clases
los niños no son todos iguales, faltaría más. A ver si por una vez tiene razón
el ex presidente y llega de verdad la anarquía para que todos los niños
preocupen por igual.
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