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i algo debemos agradecer los profesores de filosofía al ministro Wert es
haber conseguido poner de moda nuestra secular disciplina, aunque sea a fuer de
maltratarla. Y es que nunca antes de la anunciada intención wertiana de
cercenar la filosofía en los planes de estudio de ESO y Bachillerato, había
tenido la filosofía tanta presencia en los medios de comunicación, donde
últimamente proliferan artículos de destacados filósofos y autoridades de otros
campos del saber en defensa de la filosofía, de la necesidad de que ésta siga
formando parte de la enseñanza obligatoria y, lo que a mi juicio es más
importante, reivindicando la importancia de filosofar, como actividad radical y
crítica desde la que poner racionalmente en cuestión todo. Tanto revuelo se ha
armado que parece que hasta en Estados Unidos se han hecho eco del malestar de
la filosofía en España. Sólo así se entiende que, en lo que sin duda es un
apoyo encubierto a la filosofía española, el filósofo John Martin Fisher de la
Universidad de California cuente con la friolera cantidad de cuatro millones de
euros -han leído bien, cuatro millones de euros- para dirigir un proyecto de investigación que
tiene por objeto estudiar si puede existir la vida eterna. Como lo oyen,
metafísica pura con apoyo contante y sonante. Y digo yo que si en el PP son tan
aficionados a emular a los usamericanos,
el ministro Wert ya podría tomar recortes y destinar algún dinerillo a fomentar
la filosofía en las tierras patrias, comenzando por el necesario para que la
filosofía se quede en los planes de estudios de secundaria al menos como está
ahora y, por qué no, financiando algún que otro proyecto de investigación
filosófica aunque no sea tan ambicioso.
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