martes, 9 de diciembre de 2014

¿Una sociedad más violenta que 'antes'?

L
a muerte de Francisco Javier Romero Taboada, el hincha del Deportivo de La Coruña que falleció en la batalla campal protagonizada por el Frente Atlético y los Riazor Blues el pasado 30 de noviembre, ha hecho que en España se disparen las alarmas ante la presencia de la violencia en el fútbol y en otros ámbitos de la vida social, con el consiguiente eco mediático o, quizás, gracias precisamente a la atención prestada por los medios de comunicación a este asunto. Y es que, en efecto, durante días no ha habido tertulia radiofónica o televisiva ni sección de opinión en la prensa escrita en la que no se haya tratado una y otra vez el problema de la violencia. Desde luego parece claro que la muerte de un hombre de forma tan absurda bien merece una reflexión colectiva, pero tengo para mí que en muchas ocasiones el enfoque con el que se pretende analizar esta cuestión no es del todo adecuado.
            Mas antes de entrar en este asunto no quisiera dejar de señalar mi sorpresa ante la atención mediática que esta cuestión ha concitado. Y no porque el tema no lo merezca sino porque en España llevamos mucho tiempo viendo cómo la violencia machista se ceba sobre las mujeres y son ya muchas las que han muerto a manos de sus maridos, parejas o exparejas sin que ello haya ocasionado nunca tal revuelo mediático. Todos sabemos que cuando se ha perpetrado un crimen de estas características los medios de comunicación informan del suceso pero no le dedican un lugar central en todas las tertulias políticas ni espacios informativos durante tantos días. Y así las cosas la indignación de muchas mujeres ante la diferencia de trato es absolutamente razonable. Será que el fútbol sigue siendo cosa de hombres.
          Lo que acabamos de decir con respecto a la violencia de género bien podríamos extrapolarlo a otras formas de violencia que están presentes en nuestra sociedad diariamente, con sus víctimas y sus victimarios, y que sin embargo no suelen constituir el objeto de análisis de nuestros sesudos tertulianos. Sin embargo, no es sobre eso sobre lo que yo quisiera hoy mostrar mis discrepancias, sino sobre otro asunto en el que todo el mundo parece estar de acuerdo, siquiera sea de forma tácita. Y es que cuando uno presta atención a los planteamientos de los analistas y las informaciones pretendidamente objetivas relativas a la violencia se queda con la sensación de que no sólo nuestra sociedad es violenta sino que es más violenta ahora que antes. Un antes que, por descontado, no se concreta nunca a qué momento histórico se refiere. ¿Es nuestra sociedad más violenta que en los años 30, cuando los españoles se enfrentaron entre sí en una cruenta guerra civil? ¿Acaso la España franquista fue menos violenta que la actual? ¿Y la de los inicios de la democracia, cuando, por poner un ejemplo, todavía los profesores pegaban en los colegios? Nuestra sociedad es violenta, sí, pero menos que antes. De esas violencias del presente hablamos otro día.

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