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ice Mariano Rajoy que el año 2014 ha sido el de la recuperación económica y
que el que ahora comienza va a ser el año en el que la economía española
despegue definitivamente. Tal afirmación recuerda bastante a los brotes verdes de los que en su día
hablara el ZuperPresidente, aquellos
que nunca llegaron a pegar y que tan rápidamente fueron devorados por la
insaciable crisis. Pero ahora las cosas son distintas, Rajoy dixit, porque los números
macroeconómicos avalan la tesis mariana. Y es que según el Ppresidente, por primera vez desde que empezó la crisis, España
cierra el año con cuatro trimestres consecutivos de crecimiento económico, lo
cual ha permitido que comience a crearse empleo, como prueba el hecho de que el
número de afiliados a la Seguridad Social se haya incrementado un 2 por ciento.
Claro que el empleo generado no ha servido aún para que España, con una tasa de
desempleo del 23.9 por ciento, deje de ser el país con más paro de la Unión
Europea después de Grecia.
Este crecimiento sostenido
de la economía es el que lleva a Rajoy a mostrase tan optimista de cara al
futuro, pues en 2015, siempre siguiendo las previsiones del Gobierno, la
economía española crecerá por encima del 2 por ciento. Y digo yo que si esto es
así, cabe esperar que las condiciones laborales mejoren de forma ostensible: si
en 2014 el Gobierno se desmelenó y subió el salario mínimo interprofesional la
exorbitante cantidad de 3 euros, igual este año nos vuelve a sorprender y lo
suben 5 euros más y llegamos a los 653 eurazos. ¡Ahí es nada! Para que luego
digan que la derecha no mira por la clase trabajadora. Aunque para optimistas el
ministro de Economía, Luis de Guindos, quien aseguraba hace unos días en la
cadena Ser que entre los que han mantenido su empleo se ha perdido el miedo a
perder el puesto de trabajo. Y si a esos les sumamos los millones de
trabajadores en paro, añado yo, pues ya tenemos un montón más sin miedo a perder el
curro.
Mas el optimismo del
ministro De Guindos no termina ahí, porque también asegura que en 2015 se
crearán, como mínimo, 800.000 puestos de trabajo. Ojalá tenga razón, pero ojalá
que no sea como el empleo generado este año que acaba de terminar que no sirvió
para mejorar el bienestar social tan sensiblemente como presume el Ppresidente. Y es que el empleo creado en
2014 ha
sido, por lo general, de mala calidad: sólo el 8 por ciento de los nuevos
contratos son indefinidos, se han incrementado los contratos a tiempo parcial y
ha seguido creciendo la denominada pobreza laboral, fenómeno que se da cuando
el trabajador, aun teniendo un puesto de trabajo, sigue siendo pobre, que es la
prueba más fehaciente que se puede encontrar de que la explotación laboral, por
si alguien aún lo dudaba, sigue siendo tan real como la vida misma. Y así las
cosas no encuentra uno razones para tanto oPptimismo.
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