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na de las virtudes que todo español de
bien ha de reconocerle al independentismo catalán es su capacidad para poner de
acuerdo a las derechas hispanas (que es donde, como todo el mundo sabe, se
ubican ideológicamente los españoles de bien), siempre que las derechas
catalanas no se consideren derechas españolas, por paradójico que esto suene.
En efecto, ahora que los indultos a los líderes independentistas encarcelados
parece que están al caer, el trío de Colón, el trifachito lo llaman
algunos, los muy socialcomunistas, vuelve a reunirse en el mismo lugar y
con la misma gente, que diría la canción, y hasta con el mismo propósito,
añadiría yo, que no es otro que, además de oponerse a los indultos, intentar,
por enésima vez, desestabilizar al Gobierno de coalición al que de nuevo
volverán a acusar de ser ilegítimo, traidor de lesa patria, que no humanidad, y
no sé yo cuántas barbaridades más, de las que, en última instancia, el
responsable, además de Pedro Sánchez, seguramente es Pablo Iglesias, por más
que este ya no esté en el Gobierno ni ocupe ningún cargo institucional.
Al líder del PP, Pablo Casado, le molesta que la prensa, que por algo la llaman la canalla, haya señalado que su partido vuelva a aparecer al lado de Vox, formación de la que quiso desentenderse en la fallida moción de censura. Casado acusa a los periodistas de confundir el dedo con la Luna, pues, a su juicio, en lugar de centrarse en lo importante, el presunto escándalo de los indultos, ponen el foco en los partidos políticos que acudirán a la manifestación. Estas declaraciones de Casado, como era de prever, no han sentado nada bien en los círculos mediáticos y, una vez más, son muchas las voces que no solo muestran su discrepancia sino que señalan que los líderes políticos no son quienes para criticar a los medios de comunicación. En lo que a mí respecta, no tengo nada que objetar a que los políticos critiquen a la prensa, pues ni los medios de comunicación ni los periodistas están exentos del análisis crítico, ni los políticos, por serlo, deben renegar de su derecho a la libertad de expresión, por más que no pueda compartir la opinión del líder de los populares.
Y es que, por mucho
que le pese a Casado, que él haya decidido acudir a una manifestación a la que
previamente Vox había confirmado su asistencia no deja de ser un hecho
noticioso, así que, a este respecto, los dedos y las lunas no parece que se
confundan. Por lo demás, yo diría que Casado hace bien en secundar la
convocatoria contra los indultos si esa es su posición independientemente de
cuáles sean los partidos con los que tenga que compartir el acto. Lo que ya no
me parece tan bien es que diga que los que se oponen a los indultos son la
España real, porque tal afirmación resulta excluyente y, por ende, poco
democrática. En España hay muchas personas a las que los indultos no les
parecen mal y eso nos las hace menos españolas ni mucho menos irreales. Este
humilde columnista vocacional y aspirante a filósofo figura entre ellas y
mientras Canarias siga formando parte de España, qué le vamos a hacer, seguirá
siendo español, lo cual no es más que una cuestión jurídica; y por supuesto, mientras
viva, español o no, seguirá siendo tan real como cualquiera.
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