sábado, 23 de marzo de 2013

De robos y corralitos


U
n fantasma recorre Europa y, desde luego, no se trata de aquel que señalaran Marx y Engels en su famoso manifiesto, al menos de momento. Se trata de otro espectro que preocupa casi por igual a todos los ciudadanos, al menos a todos los que aún tengan dinero en el banco: el fantasma del corralito. El corralito ha llegado a Europa por Chipre y amenaza con extenderse por el Viejo Continente empezando por los países del sur. Y de nada sirve que nuestros dirigentes nos digan que eso es impensable que ocurra en España, porque tampoco era posible que ocurriera en ningún país de la Unión Europea (UE) y lo cierto es que ha ocurrido. Los chipriotas, ya saben, no pueden disponer con libertad del dinero que han depositado en los bancos hasta que no se aclaren las condiciones del rescate. La troika exige que a cambio de los 10.000 millones del rescate, los chipriotas aporten otros 5.800 millones que habrían de ser retirados de los depósitos bancarios, lo cual es percibido como un robo que deja indefensos a un montón de trabajadores que ahora ven cómo parte de sus ahorros se esfuman por la gracia de las entidades bancarias, por lo que el gobierno de Chipre anda buscando una alternativa para reunir los 5.800 millones de euros.
            Ciertamente es una injusticia que parte del dinero ahorrado por las familias chipriotas se lo lleve la deuda contraída por los bancos, pero, para ser justos, también hay que decir que no todo el dinero que está depositado en los bancos de Chipre procede de los ahorros de los trabajadores chipriotas. Y es que Chipre, ahora lo hemos sabido, es un paraíso fiscal en el seno de la UE, que ha servido para que los especuladores depositen allí su dinero habida cuenta de la baja fiscalidad y la alta rentabilidad de los depósitos, mientras que en el resto de la UE se pagan más impuestos y se obtienen menos beneficios. Y como todo paraíso fiscal, ha servido también para el blanqueamiento de capital de origen dudoso, que es el eufemismo utilizado cuando se sabe que procede de actividades ilícitas pero no se quiere decir.
            Así las cosas, el corralito de marras se vuelve más complejo de lo que en principio cabría pensar. Más aún cuando la quita afectaría sólo a los depósitos superiores a 100.000 euros, pues aunque es posible que haya trabajadores honrados que tengan más de esa cantidad en los bancos, tengo para mí que la inmensa mayoría de los currantes no dispone de unos ahorros tan boyantes. Y es que no hace falta ser ninguna lumbrera de la economía para darse cuenta de que quienes cuentan con elevadas sumas de dinero en los bancos de Chipre se han estado beneficiando de las condiciones que han llevado a dichos bancos a la situación actual. Por lo demás, tampoco creo que los trabajadores españoles deban estar demasiado preocupados por esta situación, más allá del dinero que les pueda costar en virtud de la contribución de España a solventar la situación. Mucho más preocupante resulta, sin duda, el hecho de que en el último trimestre del año 2012 los salarios se hayan reducido un 4.3 por ciento con respecto al mismo período del año anterior, lo cual seguramente no será un corralito, pero desde luego es un robo en toda regla.

martes, 19 de marzo de 2013

La Unión Europea y el Departamento


E
n cierta ocasión conocí a un profesor de instituto que gustaba de examinar a los alumnos sin previo aviso. Cuando los estudiantes protestaban, éste siempre daba la misma y contundente respuesta: “Comprendo su disconformidad con los exámenes sorpresa, pero no se trata de una decisión que haya tomado yo sino el Departamento”. Algo similar es lo que ocurre con la Unión Europea, que sirve a nuestros gobernantes como pretexto perfecto para no dar explicaciones a la ciudadanía cada vez que se toman medidas que recortan su ya deteriorado, si es que no inexistente, bienestar. Al profesor se le acabó el argumento cuando los alumnos se enteraron de que el Departamento era unipersonal. A nuestros gobernantes se les acabó la credibilidad desde que trataron de endosar la responsabilidad de sus medidas impopulares a las instituciones europeas. ¡Como si España no formara parte de esas instituciones y no participara en la toma de decisiones! 

lunes, 18 de marzo de 2013

Torturas por la democracia


C
uando se van a cumplir 10 años del comienzo de la guerra de Irak en la que España participó por la gracia de Aznar, nos enteramos de que soldados españoles practicaron torturas a personas detenidas mientras duró el conflicto. Al menos eso es lo que revela el vídeo publicado ayer en la edición digital de El País. Si las imágenes se demuestran verídicas, tendremos un mérito más que añadir a la tan cacareada marca España de la que tanto gusta presumir en el partido que hoy, como entonces, nos gobierna. Si Estados Unidos tiene su Guantánamo, España no iba a ser menos. Mas la vergüenza nacional que ahora sentimos no es sólo por lo ocurrido, si es que ocurrió, sino por el hecho de que ello fuera posible sin que nadie lo supiera y sin que trascendiera hasta este momento. Y es que resulta difícil creer que nadie, en los años del gobierno de Aznar ni en los posteriores del ZuperPresidente, supiera nada de lo que allí había pasado. Ojalá se demuestre que el vídeo es un montaje y nos podamos quedar todos más tranquilos. Mas si no es así y se prueba que hubo tortura, quienes tampoco han de preocuparse demasiado son los presuntos torturadores, ya que si el ministro de Justicia, el moderadísimo Alberto Ruiz Gallardón, fue capaz de indultar a unos Mosso’s de Esquadra que habían sido condenados por torturar a un hombre, qué no hará por unos soldados que lucharon valientemente por la democracia y los derechos humanos.  

viernes, 15 de marzo de 2013

También la jueza


H
ace unos días les comentaba que la afirmación de Jorge Fernández Díaz, según la cual el vídeo del Servicio Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) no aporta nada nuevo al siniestro suceso ocurrido el pasado diciembre en aguas de Lanzarote, es más propia de un aficionado fanático de un equipo de fútbol que de un ministro del Interior. Y es que las imágenes, publicadas por la Cadena Ser, muestran con claridad que la patrullera de la Guardia Civil arrolla a la embarcación en la que viajaban los inmigrantes, lo que ocasionó la muerte de uno de ellos y la desaparición de otros seis. Sin embargo, y por muy elocuente que nos pueda resultar la grabación, la jueza instructora del caso, basándose en el informe del perito judicial, el testimonio del testigo de la Guardia Civil (los inmigrantes que sobrevivieron no pudieron testificar porque fueron rápidamente expulsados de España) y el vídeo del SIVE, dictó un auto en febrero en el que atribuye la responsabilidad exclusiva del accidente al patrón de la patera. Lo me lleva a pensar que acaso el fanático sea yo, que veo en las imágenes lo que no muestran, o que la jueza y el ministro son del mismo equipo.   

jueves, 14 de marzo de 2013

Chávez, ¿un dictador?


L
a muerte de Hugo Chávez ha ocasionado un gran ruido mediático y político a este lado del Atlántico. Si en lo político la tónica general ha sido la de la corrección diplomática, en lo mediático lo que más ha abundado es, como era de prever, la descalificación del fallecido dirigente de Venezuela, a quien se ha tildado más de dictador o caudillo que de presidente de una república democrática. Resulta obvio que en la biografía política de Chávez hay más de un borrón, empezando por el fallido golpe de Estado que protagonizó en los años del caracazo y terminando por su afición a entablar amistades con lo peorcito de la escena política internacional bajo el pretexto del principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países y en una clara puesta en práctica de los postulados del realismo político. Mas todo ello y algunos defectos más no lo convierten en un dictador.
            Y es que desde un punto de vista procedimental, el ascenso de Chávez al poder, así como su permanencia en el mismo, fue siempre siguiendo las reglas básicas de una democracia representativa, a través de procesos electorales tan legítimos como cualquiera, tal como atestiguan los observadores internacionales. Así que, al menos en lo que respecta a este punto, nada hay que objetar a Chávez, ni mucho menos se le pueden dar lecciones de democracia. Sobre todo cuando los que pretenden impartirlas son precisamente los que corrieron a celebrar el fallido golpe de Estado que el presidente electo sufrió en el año 2003. Quienes tengan memoria recordarán que Pedro Carmona, a la sazón presidente de la patronal venezolana, con el apoyo de un grupo de militares, se autoproclamó presidente de Venezuela. Y recordarán también cómo las élites políticas y mediáticas de Canarias y de España se apresuraron a apoyar al golpista Carmona que iba a traer nada menos que la democracia a Venezuela. Claro que el golpe falló y luego cada uno salvó la cara como pudo, en un alarde más de desvergüenza.  
            Mas como en alguna otra ocasión he señalado, la democracia, para ser tal, no sólo ha de ser procedimental sino que también tiene que ser sustantiva. Porque una democracia sólo tiene su razón de ser en tanto que garante de los derechos humanos y éstos no son sólo los civiles y políticos, sino también los derechos económicos, sociales y culturales. Y si atendemos a esta dimensión de la democracia, debemos reconocer los avances conseguidos por la revolución bolivariana, toda vez que en los años en los que gobernó Chávez la pobreza se redujo en Venezuela en un 50 por ciento, según un informe de 2011 elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas. Así que a Chávez se le podrá reprochar no haber erradicado la pobreza, que lo hecho no es suficiente para construir una sociedad igualitaria, que una democracia genuina ha de ser más participativa, incluso que su forma de gobernar es autoritaria y su retórica excesiva e histriónica. Pero lo que no se puede hacer, en rigor, es llamarlo dictador ni dejar de reconocer los logros democráticos y sociales alcanzados en Venezuela en los últimos 14 años.