martes, 11 de enero de 2011

Más allá de las ideologías

La vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, señalaba ayer en la Ser que el año 2010, aun no siendo un buen año, ha sido un poquito mejor que 2009, y que espera que el año 2011 que acaba de comenzar sea en el que definitivamente España remonte la crisis. Predice la ministra que en el segundo semestre se creen nada menos que 100.000 puestos de trabajo y que en 2012 -año electoral, ¡oh casualidad!- se comience a generar empleo masivamente.
            En términos macroeconómicos supongo que la ministra tendrá razón, pero para quienes perdieron su empleo en el año que acaba de finalizar, 2010 fue peor que 2009, como también lo fue para quienes fueron despedidos en 2009 y en 2010 dejaron de cobrar la prestación por desempleo. Y no digamos ya como comienza 2011 para quienes han dejado de percibir la prestación y saben que el mes que viene dejarán también de cobrar los míseros 426 euros del subsidio por desempleo, aquellos que habiendo agotado la prestación aún no tienen un puesto de trabajo y van a quedarse sin ninguna fuente de ingresos. ¡Que les diga la ministra que aguanten a 2012, fecha en la que, si todo va bien, en España comenzará a crecer el empleo aceleradamente! Y no son los únicos a los que en 2010 les fue peor, pues tampoco el año que acabamos de dejar atrás fue mejor que 2009 para los funcionarios, a quienes de golpe les recortaron sus salarios un 10 por ciento de media. Ni para los trabajadores en general, que vieron mermados sus derechos, una vez más, mediante la reforma laboral que, al menos de momento, empleo no ha generado, aunque, ciertamente, tampoco ha ocasionado una oleada de despidos como algunos temían. Lo que ha causado, como señalábamos hace unos días en este mismo espacio, es un empeoramiento de las condiciones laborales debido al incremento del miedo nada infundado de los trabajadores a perder su puesto de trabajo.
            No obstante, y para ser justos, hay que reconocer que  no a todo el mundo le ha ido peor en 2010 que en 2009; a algunos les ha ido mejor, incluso mucho mejor. Es el caso, por ejemplo, de los que rascaron algo en la lotería, o el del viejo líder soecialista Felipe González, quien finalizó el año incorporándose al grupo energético Gas Natural Fenosa en calidad de consejero independiente, por lo que se llevará un pellizco de 126.500 euros al año que habrá que sumar a los nada desdeñables 80.000 vitalicios que ya cobraba en calidad de ex presidente del Gobierno. Y esto justo cuando a todos nosotros -él incluido, imagino-, nos acaban de subir el recibo de la luz. Supongo que esto da una idea del concepto de socialismo que tienen estos próceres al tiempo que hace comprensible que González diga que le da igual que las elecciones las gane la derecha o la izquierda: con algo más de 200.000 euros anuales garantizados cualquiera se sitúa más allá de las ideologías.

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