viernes, 1 de diciembre de 2017

Violencias de género

E
l 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por ese motivo, durante este mes han tenido lugar diversos actos promovidos por distintas instituciones, desde ayuntamientos a gobiernos autonómicos, además de diferentes entidades de la sociedad civil, que han querido participar en esta jornada de lucha por la dignidad de las mujeres. También los centros educativos se han sumado al activismo contra la violencia de género, con lecturas de manifiestos, escenificaciones, silencios, carteles… Como este año el 25 de noviembre fue sábado, en algunos centros los actos de concienciación y repulsa contra la violencia machista tuvieron lugar el viernes. Ese mismo día otra mujer fue asesinada en España por su pareja. ¡Y ya van 45 solo en este año!
            La violencia contra las mujeres es un fenómeno global al que, basta contar las víctimas mortales, no escapan las sociedades democráticas. Y aunque el asesinato de las mujeres a manos de sus parejas o exparejas constituye sin duda la forma más exacerbada de violencia hacia ellas que tiene lugar en nuestros días, y la que mayor rechazo genera, no es la única, por lo que más bien habría que hablar de violencias de género, en plural. Y es que además de la violencia directa que se produce siempre que hay una agresión física o psicológica, las mujeres son víctimas de otro tipo de violencia que es la denominada violencia estructural, aquella que se da cuando se atenta contra los derechos fundamentales de las personas. Tales derechos no son otros que los derechos humanos, los cuales están consagrados en nuestros ordenamientos jurídicos y, como su propio nombre indica, deben estar reconocidos, de modo efectivo, a todos los seres humanos por el mero hecho de serlo, sin distinción de ningún tipo.
            Cuando se violan los derechos humanos de las personas se atenta contra su dignidad, contra su condición humana; sencillamente, se le arrebata al individuo su humanidad y se lo reduce a mera cosa, a mero objeto. Esto es lo que ocurre cuando un hombre maltrata a una mujer, cuando la insulta, la rebaja, la humilla, la golpea… Pero también cuando se las discrimina negativamente en el ámbito profesional, cuando se les paga menos por el hecho de ser mujeres, cuando no se reconoce su valía en los espacios científicos, artísticos o intelectuales, cuando se las condena a liderar las cifras del paro y de la pobreza, cuando sistemáticamente se hace recaer sobre ellas, y solo sobre ellas, la responsabilidad de la conciliación familiar y laboral, cuando los hombres presumen de “ayudar” a sus mujeres con las tareas del hogar y los niños, cuando, sencillamente, se las trata como seres de una categoría inferior, seres humanos, pero no tanto, seres casi humanos pero no plenamente humanos. Y mientras no cambiemos radicalmente esa situación, mientras todas estas violencias persistan, me temo que los asesinatos de mujeres a manos de quienes se creen sus dueños no van a disminuir.

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