viernes, 27 de abril de 2012

Beteta, el trabajo y la vida



D
ecía el viejo Aristóteles que todo lo que forma parte de la realidad tiende por  su propia naturaleza a la realización de su telos, su fin último, de ahí que el Estagirita afirmara que lo que define a los seres, sean cuales fueren, es la actividad que llevan a cabo y la función que desempeñan, de lo que se desprende que las personas son antes lo que hacen que cualquier otra cosa, pues también los hombres quedarían definidos por su actividad. Por su parte, Marx, veintiún siglos más tarde, insistió en que el trabajo es lo que verdaderamente define al ser humano, ya que a su juicio lo que realmente distingue al hombre del resto de los animales no es la conciencia ni ninguna otra facultad, sino el hecho de que tiene que producir él mismo sus bienes de subsistencia. El trabajo es pues para Marx algo inherente a la naturaleza humana hasta el punto de que éste considera que los hombres son, en realidad, lo que producen y, por supuesto, el modo cómo lo producen.
            Supongo que no hace falta llegar tan lejos, pues ciertamente hay vida más allá del trabajo, o al menos debería haberla, para reconocer que el trabajo desempeña un papel fundamental en nuestras vidas. Algo que, parece ser, no lo tiene en cuenta uno de los integrantes del gobierno de los moderados, Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas, quien apenas hace unas semanas señalaba: “Debemos trabajar como chinos para vivir como españoles”. Y es que lo que distingue a los trabajadores españoles de los chinos no es, Beteta dixit, que los chinos no dispongan de los mismos derechos laborales que los españoles, sino su cuasi infinitamente mayor eficiencia. De ahí que el flamante secretario de Estado de Administraciones Públicas abogue por que los trabajadores españoles abandonen esa fea costumbre de leer el periódico, no vaya a ser que se informen más de la cuenta, y tomarse el cafelito en mitad de la jornada laboral. ¡Como si en España los trabajadores se pasaran las ocho o diez horas de trabajo diario tomando café y leyendo la prensa!
            No sé si el moderado de marras ha leído alguna vez a Marx, pero supongo que, en cualquier caso, las obras del más relevante de los pensadores socialistas del siglo XIX no se encuentran entre sus preferidas. Mas haría bien Beteta en prestar atención a las advertencias de Marx, pues marxistas o no, creo que todos debemos reconocer que si los españoles trabajan como chinos, sencillamente, es imposible que vivan como españoles: si se trabaja como un chino se vive como un chino, porque fundamentalmente la vida es, ¡ay!, el trabajo. Y si hacemos caso al filósofo griego con el que comenzábamos este artículo, siquiera sea por esta vez, y concedemos que las cosas son en buena medida la actividad que realizan y la función que desempeñan, entonces debemos preguntarnos qué será exactamente un secretario de Estado de Administraciones Públicas.