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ice Aristóteles en su Ética a
Nicómaco que la política es la disciplina más eminente y la de mayor
aptitud directiva, de suerte que el resto de las materias que contribuyen al
desarrollo del conocimiento humano se hallan por debajo de ésta, pues la política
“opera como legisladora de lo que se debe hacer y de aquello de lo que cabe
apartarse”. Nuestros políticos no están a la altura de lo que Aristóteles
señala en ese libro que, como su título indica, está dedicado a la ética,
aunque también habla de política. Acaso sea esa la razón por la que el ministro
Wert está empeñado en que los jóvenes españoles no estudien filosofía, no vaya
a ser que se enteren de que la política es algo mucho más noble de lo que las
prácticas de los que viven de ella pudieran hacernos pensar. Pese a todo, el
siglo XX ha dado grandes figuras de la política en el sentido aristotélico. No
hablamos de esos grandes estadistas, sino de personas que con su lucha por la
dignidad devolvieron a la política su nobleza, tales como Gandhi o Luther King.
Hoy nos ha dejado uno de esos grandes luchadores, Nelson Mandela, uno de los
nuestros, un "nuestros" que engloba a la humanidad entera que hoy llora su
muerte. Esperemos que los que ya somos gente del siglo XXI sepamos estar a la
altura de ese gran luchador.