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ara valorar con justeza la situación de la educación, y de las condiciones
de vida en general, no basta con ceñirnos al momento presente, sino que hay que
tener en cuenta de dónde venimos. La educación en España, y por supuesto en
Canarias, adoleciendo de graves problemas y siendo manifiestamente mejorable,
ha dado un enorme salto de calidad en los años de democracia. Sin embargo, en
muchas ocasiones, quienes se declaran más críticos con nuestro sistema
educativo, personas de mi generación o de generaciones anteriores, implícita o
explícitamente muestran cierta nostalgia por la escuela de su infancia y de su
juventud, a la que consideran mucho mejor que la actual. Pero la realidad es
bien diferente, tal como lo ha puesto de relieve el Programa Internacional para
la Evaluación de Competencias de la Población Adulta (PIAAC), más conocido como
el informe PISA para adultos, cuyos resultados conocimos recientemente.
En efecto, los datos
demuestran que aunque la educación en España se halla a la cola de los países
de la OCDE, lo cierto es que las generaciones más jóvenes obtienen mejor
puntuación tanto en comprensión lectora como en matemáticas, las competencias
evaluadas, luego la formación en España no ha hecho sino mejorar en las últimas
décadas: los jóvenes están mejor formados y, pese a lo que digan los
nostálgicos de los años grises, en materia de educación, cualquier tiempo
pasado fue peor. Sin embargo, ello no quiere decir que cualquier tiempo futuro
haya de ser mejor, pues el porvenir de la educación dependerá de las leyes
educativas y de los recursos que se destinen a la formación. Y si esto es así,
sólo podemos pensar que las próximas generaciones, las que están ahora formándose,
estarán peor preparadas que las actuales porque los recortes en educación así
como la ley Wert sin duda pasarán factura.
Si los jóvenes de ahora, siendo como son la generación más cualificada de nuestra historia, ya viven peor que sus padres, ¿qué les espera en el día de mañana a los niños de hoy si encima estarán, salvo que alguien lo remedie, peor formados? ¡Les están robando el futuro! Así lo han entendido quienes el pasado 24 de octubre secundaron la huelga general de educación, estudiantes, padres, profesores y demás personal, convencidos como están de que la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) promovida por el ministro Wert sin duda supone un ataque al derecho a la educación que, no lo olvidemos, es también uno de esos derechos humanos que el Gobierno de España dice defender y sin embargo conculca. ¿Tendrá que intervenir el Tribunal de Estrasburgo para que Wert y los suyos recapaciten y desistan de seguir vulnerando el derecho fundamental a la educación?
Si los jóvenes de ahora, siendo como son la generación más cualificada de nuestra historia, ya viven peor que sus padres, ¿qué les espera en el día de mañana a los niños de hoy si encima estarán, salvo que alguien lo remedie, peor formados? ¡Les están robando el futuro! Así lo han entendido quienes el pasado 24 de octubre secundaron la huelga general de educación, estudiantes, padres, profesores y demás personal, convencidos como están de que la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) promovida por el ministro Wert sin duda supone un ataque al derecho a la educación que, no lo olvidemos, es también uno de esos derechos humanos que el Gobierno de España dice defender y sin embargo conculca. ¿Tendrá que intervenir el Tribunal de Estrasburgo para que Wert y los suyos recapaciten y desistan de seguir vulnerando el derecho fundamental a la educación?