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na buena amiga,
que en los últimos tiempos se ha convertido en mi más leal lectora, pues no
solo lee todos mis artículos sino que, con frecuencia, me brinda algún
comentario, me decía a propósito precisamente de una de mis columnas que ella
estaba de acuerdo con que no le bajaran los impuestos siempre que le subieran
el sueldo “porque esto es un robo a mano armada”. El robo al que se refería no
es el que según la derecha española, la liberal y la ultramontana que cada día
cuesta más distinguir, comete el Gobierno con su política fiscal, sino el del
encarecimiento de la vida, el incremento de los precios y más concretamente el
del precio de la luz. Y yo estoy plenamente de acuerdo con ella, “pues sin duda
se deben subir los salarios porque si no esta inflación desmesurada que estamos
padeciendo la pagamos solo los trabajadores, aunque la patronal no quiere ni
oír hablar del tema porque subir los sueldos le parece bolivariano… Pero ese es
tema para otro artículo”, le respondí.
Como
lo prometido es deuda y más si tu acreedor muestra tanto interés por tus
textos, y paciencia con el autor de estas luces de trasnoche, aquí estoy
tecleando esta columna a propósito de la demanda sindical de subir los salarios
para que las clases trabajadoras puedan paliar los efectos de la inflación y
que los costes de la misma se repartan entre asalariados y empresarios. Algo
con lo que, ya lo adelantábamos, no está de acuerdo el presidente de la
Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio
Garamendi, quien, de momento, ni siquiera está dispuesto a sentarse a negociar
un incremento salarial. De ahí que el lema de los sindicatos convocantes, UGT y
CCOO, los mayoritarios en España, haya sido “Salario o conflicto”, lo que viene
a constituir una versión a la posmoderna, líquida o débil, de la ya clásica
lucha de clases diagnosticada por Marx y que el mismísimo Warren Buffet, el
célebre multimillonario estadounidense, reconociera abiertamente cuando, hace
ya años, señalara que, en efecto, hay
una lucha de clases y son los ricos los que la van ganando.
Hay
que reconocer que Buffet hizo estas declaraciones en un intento de criticar el
sistema fiscal pues, para asombro de muchos, al multimillonario Buffet, el muy
bolivariano, le parecía enormemente injusto que proporcionalmente él pagara
muchos menos impuestos que sus empleados. A mi modo de ver, la lucha de clases
podrá permanecer latente, pero mientras la sociedad siga desgarrada por la
desigualdad seguirá siendo una realidad. Y en estos días, cuando hemos sabido
que el mes de octubre ha sido el mejor en cuanto al descenso del desempleo
desde 2008, que se han afiliado a la Seguridad Social 103.499 trabajadores, que
el número total de cotizantes sobrepasa los 20 millones y que, sin embargo, según
el Instituto Nacional de Estadística, aunque los datos sean relativos a 2021,
el 27,8 por ciento de la población española está en riesgo de pobreza y
exclusión social, un alarmante 37,8 por ciento en el caso de Canarias, conviene
que la lucha de clases se haga patente, porque la paz social no se puede
sustentar sobre la base del empobrecimiento de las clases trabajadoras.